Uno podría imaginar que viajar al nodo lacustre de Chile podría ser el lugar donde el profesor chileno imaginario de José Donoso -Gustavo Zuleta- elegiría para morir. Un lugar del medioeste norteamericano donde van a morir los elefantes. Así, enfrentado a la transformación digital de las tecnologías, la obesidad, la infidelidad, el extremismo neoliberal, utopías muertas de frío, el sexo y la muerte, Donoso escribe unos de los capítulos finales del realismo fantástico. Desde su escondite, sabía que estaba a pocos años de que comenzara una realidad delirante inédita, a manos de incursiones militares tristemente ligadas al establishment. Y como siempre, las usaron mientras les fueron útiles.
Cuando escribimos nuestra última crónica, el SARS-Cov-19 parecía en retirada. Un mes después, Chile se asomaba otra vez en los ránkings. Más infectados que nunca, pero menos muertos que antes, nos olvidamos de cuidarnos, bajo la ilusa percepción de que la cercanía de las vacunas era nuestros nuevo mesías biológico. Aún haciendo un gran trabajo, las vacunas no pudieron impedir segundas y terceras olas, o primeras donde no habían ocurrido. Además, la arrogancia de gobernantes, la desorientación corrupta de oficialistas y opositores, la ignorancia de una parte de la población y la tenaz batalla por sobrevivir de variantes de 8 genes casuales y familiares, convirtieron al COVID-19 en una amenaza que durará mucho tiempo. Mientras los humanos tomamos cientos de decisiones diarias, algunas de complejidad planetaria, el SARS-CoV-2 tiene una sola tarea: prevalecer. Y nos dio una buena lección de cómo se conquista el mundo en menos de 80 días, incluyendo por primera -y gracias a la acción patriota- el territorio antártico. Nos acostumbraremos a él como una una nueva influenza, un inefable sincicial respiratorio, una mutación más del gen BRCA o una placentera variante del virus papiloma humano.
Pero, ¿son esas nuestras verdaderas amenazas? Qué hay de algunos de nuestros gobernantes, de las dictaduras vestidas de seda gocen de la indulgencia del mundo occidental, el oriental, el meridional y el septentrional. Nuestras amenazas recorren las calles de nuestras ciudades, causando temor y enrolando inocentes. Se incrustan en los Estados para hacernos creer que las combaten, para terminar invadiendo aún más nuestra simple existencia convertida en amenaza y ser los últimos en enterarnos. Todo depende de los colores con que salpiquen tus sueños. Siempre habrá especialistas en convertir el raro curso de un pájaro carpintero en una amenaza global que incide en el leve efecto del vuelo de una mariposa y sus lenguas clasificadas por el FBI y la KGB.
Desde esta hermosa ciudad, seguiremos creyendo que el amor mancomunado de los pueblos, será capaz de vencer los gobiernos, grupos y mercenarios que desprecian los derechos humanos de blancos, negros, mestizos, pueblos originarios, pobres, clases medias y acomodadas educadas y minorías.
Por nuestra parte, el esfuerzo está concentrado en crear un sistema basado en el trato respetuoso y tecnologías centradas en nuestras pacientes, lo que incluye nuestro pionero hospital digital fetal, para avanzar en la interconsulta sincrónica de nuestro nivel primario de atención en el nodo lacustre.